Amigos Enfrentados

Amigos Enfrentados
¿Por qué se rompe una amistad?

jueves, 28 de enero de 2010

Capítulo 11: PROBLEMAS

Me aparte de él simultáneamente, hace unos minutos estaba besando a Marc y ahora casi besaba a su mejor amigo Peter, debía estar loca, pero algo tenían los dos que me atraían fuertemente hacia ellos.

Me marche rápidamente del bosque, dirigiéndome hacia mi casa, donde podría pensar todo con claridad, llegue mis abuelos no estaban por lo que me supuse que estarían paseando, subí a mi cuarto y me tire en la cama cerrando los ojos, viniéndose a mi mente la cara de Marc y todo lo que me había contado y la cara de Peter, que sus ojos me avisaban de tener un secreto; me desperté de madrugada con la ropa todavía puesta, me había quedado dormida, me puse el pijama metiéndome en la cama y volviéndome a dormir; sonó mi despertador al rato o eso me parecía a mi, me duche y me puse unos vaqueros, mis zapatillas de deporte y mi jersey azul cielo y salí de casa.

Llegue a la puerta del instituto para mi sorpresa estaban en la puerta Peter y Emma, estaban uno enfrente del otro, me acercaba a ellos cuando Peter beso a Emma, dejándome esa imagen parada en el sitio sin saber como reaccionar ni que decirles cuando les viera, pensé que lo mejor era hacer como que no sabia nada ni les había visto, lo que no llegaba a comprender del todo, porque algo dentro de mi parecía romperse al ver aquel beso? yo al que realmente quería era a Marc o también a Peter?

Entre en clase, sentándome en mi sitio, para mi alivio Marc entro en clase sentándose a mi lado, aunque como la de literatura me había puesto entre medias de ellos, tenía a cada uno a un lado, sin poder dejar de mirar a mi derecha e izquierda, para poder ver sus caras, como de costumbre no pude concentrarme en la clase sino en ellos, me daban ganas de pedirle a Marc perdón por huir por ser una cobarde y a Peter una explicación por lo del beso, pero ni uno tenia que darme explicaciones ni el otro perdonarme después de lo que había hecho nada mas contarme su secreto…

Las manos no dejaban de temblarme. Estaba muy nerviosa. Miraba de un lado a otro, a los dos chicos, para intentar despejar mi mente. Creo que estaba enamorada de los dos. Pero eso no podía ser… Peter estaba con Emma, o por lo menos, eso me dio a entender el beso de esta mañana. Y Marc estaba muy dolido por como me marché ayer, lo notaba en sus ojos cuando lo pillaba ocasionalmente mirándome, aunque cuando intentaba sostenerle la mirada, el desviaba sus ojos hacia otro lado. Al final no me enteré de nada en clase. No podía prestar atención, mi cabeza era un hervidero. La mañana pasó lentamente.

Cuando sonó el último timbre, anunciando el fin de las clases, suspiré. Me levanté de mi silla y salí. Emma me dijo que no podía acompañarme a casa, que le había surgido algo. Le dije que vale y la vi correr y llegar junto a Peter, quién le pasó un brazo por encima y empezaron a caminar. Yo me quedé mirándolos con envidia. ¿Por qué yo no podía ser Emma? Me sobresalté cuando alguien carraspeó a mi lado. Ni me di cuenta de que había alguien ahí.

- Como sigas así se te van a salir los ojos –dijo Marc duramente antes de seguir caminando. Yo lo miré sorprendida de que me hablase. Al final me decidí y quise arreglar las cosas.
- ¡Marc, espera! –él se detuvo, pero no se giró tan siquiera a mirarme. Noté que me fallaba la voz- Yo… esto… siento mucho lo de ayer, en tu casa. Pero me quedé muy sorprendida, no me esperaba lo que me contaste. Tienes que reconocer que es algo difícil de asimilar –él siguió sin decir palabra y sin moverse. Mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas al ver que le daba igual lo que le dijese-. Bueno… no te molesto más… Sólo quería que supieses que lo siento, y que no me importa lo que seas. Lo que me importa es que no me harás daño, porque has tenido más de una ocasión para hacerlo y aún así, sigo aquí.

Agaché mi cabeza, ocultando mis lágrimas, me giré y me puse a andar en dirección a mi casa. Pero cuando había avanzado un par de metros, noté que me sujetaban por el brazo. Miré a ver que pasaba, y era Marc. Me miró y yo le sostuve la miraba. No pude evitarlo. Me abracé a él y empecé a sollozar, poniendo mi cabeza en su pecho. No dijimos nada. No hacia falta. Sólo me abrazó y me consoló hasta que me calmé. Entonces nos volvimos a mirar. Su cara reflejaba felicidad.

Nos pusimos a caminar. Íbamos cogidos de la mano, y lo sentía tan natural como si lo hubiera hecho siempre. Paseamos casi toda la tarde. Hablamos de todo, y recordé una conversación pendiente con él.

- Oye… respecto al otro día… cuando me preguntaste sobre que había soñado…
- Sí, siento haber huido así. Pero no sabía como explicarte que había ido a tu casa y te saqué de tu cuarto. Te dije que mi madre me había dicho donde vivías… y no era cierto. Seguí tu olor y encontré tu casa. Entonces, me asomé por tu ventana y te vi dormir. Me encanta tu cara cuando duermes –cuando me dijo esto no pude evitar sonrojarme-. Entré en tu cuarto, pero tu olor, que estaba concentrada allí, estuvo a punto de hacerme perder el control. Te cogí en brazos y, cuando estaba a punto de morderte, dijiste mi nombre. La razón volvió a mi cuerpo y al final salí contigo por la ventana y te llevé al bosque. Todavía percibía tu olor, pero el aire fresco de la noche lo hacía más tenue. No soportaría hacerte daño. –me asusté un poco mientras me contaba esta parte y el apretó mi mano un poco, como dándome ánimos para que me relajara-. Luego despertaste y quedaste tan tranquila al verme… No quería que esa noche acabara nunca. Pero te volviste a dormir, y decidí llevarte de regreso a casa. A otro día teníamos clase y no quería que cogieses frío…

Yo lo miré un poco asustada, pensando en lo que me estaba confesando. Había estado a punto de matarme. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Marc lo notó y me volvió a abrazar.
- Tranquila, sé que puedo controlarme. Nunca haré nada que pueda dañarte.
Seguimos andando tranquilamente, pero noté como Marc se tensaba. Olfateó el ambiente y soltó un pequeño gruñido. Miré hacia la dirección en la que él miraba y vi venir a Peter y Emma. Ella iba muy sonriente, pero Peter miraba en nuestra dirección con cara de pocos amigos.
- ¿Qué es lo que pasa? –le pregunté a Marc. El me cogió de los hombros y me miró de frente antes de hablar, poniéndose muy serio.
- Si me oyes decir que quiero que te vayas debes hacerme caso. Creo que se avecinan problemas…

No hay comentarios:

Publicar un comentario