Amigos Enfrentados

Amigos Enfrentados
¿Por qué se rompe una amistad?

miércoles, 27 de enero de 2010

Capítulo 10: ESCALOFRÍO

Salí a pasear al bosque por la noche. Es algo que suelo hacer bastante a menudo. Pienso que algo de soledad nunca es malo, por lo menos para mí. Necesitaba poner algunas ideas en orden. –Yo lo miraba, expectante, y el me sonrió un poco. Le hice como un gesto para animarle a que continuase. Me entendió y, suspirando, siguió hablando.
- Era una noche como cualquier otra, aunque al parecer, aquel día no estaba solo. Oí un crujido, pero cuando quise darme cuenta de lo que era, me estaban atacando. Fue sólo una persona, o un animal, todavía no estoy seguro. Escuché un gruñido muy potente, y noté como unos dientes afilados me mordieron, rasgando mi piel, por varias zonas. Empujé a mi atacante, quién, al separarse de mí, soltó una carcajada que hizo que se helase mi sangre. Ahí empezó todo…
Se quedó quieto, debatiéndose si continuar o no. Cuando me miró, pareció decidirse, y tomo aire profundamente. Se giró, quedando a espaldas de mí, como si le diese miedo mi reacción cuando continuase. Yo me sentía muy nerviosa con tantas cavilaciones. ¿Tan malo sería lo que quería contarme?
- Mi cuerpo comenzó a arder. Sentí como si tuviese fuego en las venas, y oí como mi corazón latía como un loco. No podía moverme, y no dejaba de gritar. El fuego se extendía por todo mi cuerpo. Al cabo de unas horas, de pronto, mi corazón dejó de latir.
Yo abrí y cerré la boca varias veces por la sorpresa. Él se giró para verme y vio mi expresión.
- ¿Todavía estás segura de querer saber qué me pasa?
- ¿Me estás diciendo que tu corazón dejó de latir? Eso es imposible. –se acercó a mí y me cogió un brazo con delicadeza. Acercó mis dedos índice y anular a su cuello. No le noté pulso. Puse mi cabeza en su pecho. Nada. Ni un murmullo. Lo miré aún más sorprendida que antes, no sabiendo que decirle ni que hacer. Era algo increíble. ¿Cómo podía estar vivo?
- Por favor, continua… -le dije aún asombrada.
- Mi cuerpo dejó de dolerme. Pude incorporarme y entonces oí cosas, algo que nunca me hubiera podido imaginar. Oí el viento acariciando las hojas de los árboles. Oí como un riachuelo danzaba, aunque creía recordar que estaba bastante lejos de su curso. Y también oí como un animal paseaba por allí. Entonces lo noté. Una gran sed que acariciaba mi garganta. No sé como no la sentí antes, pero noté que me desgarraba. Mi instinto me dijo que debía ir hacia ese animal, así que lo busqué. Me acerqué sigilosamente, esperando no asustarle, hasta que lo vi. Era un pequeño ciervo, y parecía perdido. Escuché como la sangre fluía en su cuerpo, oía el latido de su cálido corazón invitándome a él. Creo que el pobre no llegó a percatarse de mi presencia. Salté hacía él y le mordí en el cuello, justo en una arteria. Bebí hasta que no quedó una gota de sangre en ese pequeño cuerpo. Pero mi sed no estaba saciada. Seguí buscando más animales hasta que me sentí con fuerzas suficientes para volver a casa. Pero ya no había vuelta atrás para lo que me había convertido.
Me miró de nuevo, mientras yo tenía la mirada perdida. Intentaba concentrarme en lo que me había dicho. Nada me cuadraba. Lo que me estaba contando me sonaba a historia fantástica, como en tantos libros que había leído o en tantas películas de televisión había visto. No podía creerlo. Lo miré fijamente, esperando que se echase a reír. Pero estaba serio, muy serio. Me miraba con miedo, como si en cualquier momento fuese a echar a correr. Yo todavía no asimilaba la idea. Él se acercó a mí lentamente y puso una mano sobre mi hombro, notando la pequeña descarga que me producía siempre el contacto con su piel.
- Si no quieres volver a verme… lo entenderé. Lo único que te pido es que no le cuentes a nadie esto.
Creo que no se esperaba mi reacción. Ni yo misma pude entenderla. Me levante y me dirigí hacia la puerta, no entendía como Marc podía ser un vampiro, abrí la puerta de su habitación bajando las escaleras descontroladamente y Salí de su casa sin mirar atrás, no sabia donde ir ni donde dirigirme ya que por mucho que me asustara no revelaría el secreto de Marc, me sentía como una cobarde, saliendo de su casa corriendo en vez de apoyarle, pero necesitaba reflexionar todo calmadamente.
Me adentre en el bosque para poder desconectar de la cuidad y respirar aire puro, me apoye en un árbol sentándome en el suelo, cerrando mis ojos y dejando que mis pulmones se llenaran de aire limpio, abrí los ojos de repente al notar unas pisadas acercarse a mi, cuando vi a Peter delante mío sonriéndome.
-Hola Preciosa-me dedico una sonrisa- ¿que haces aquí sola? El bosque no es un sitio donde deberías estar sola, podría morderte algo-note su tono irónico.
Me agarro de la mano, acercándome a él y dejando sus labios a escasos centímetros de los míos……notando un escalofrío recorrer todo mi cuerpo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario