Amigos Enfrentados

Amigos Enfrentados
¿Por qué se rompe una amistad?

domingo, 21 de febrero de 2010

FINAL -- Capitulo 23: FELICIDAD

Seguíamos ahí parados en mitad del bosque. No sabíamos qué hacer ni qué decir. La situación había quedado un poco tensa… Yo no quería perder de nuevo a mí mejor amiga, pero ella no quería seguir a mi lado. Me sentía muy mal, sino hubiera insistido en explorar el bosque… Pero ya no había nada que hacer. Marc notó mi nerviosismo y me abrazó con suavidad. Me sentía tan bien entre sus brazos. Nos quedamos ahí, abrazados, sólo eso, y mirándonos a los ojos. No dijimos nada, porque nada había que decir. Estábamos tan compenetrados que con una mirada nos lo decíamos todo…
Oímos que alguien se acercaba y nos giramos. Marc seguía igual de relajado, así que no me preocupé. No era nadie peligroso. Esperaba no volver a tener nada peligroso en mi vida… Con la ración de estos días había tenido bastante. De detrás de unos árboles apareció Peter, y sonreía. Eso me dio esperanzas.
- Chicos, alcancé a Emma y pude hablar con ella. –nos dijo sin dejar de sonreír- Se encuentra mejor… Sólo que de momento no quiere acercarse a nadie, porque tiene miedo, aunque es normal. Estuvimos hablando y… -se sonrojó ligeramente antes de continuar- nos vamos a ir juntos. Una temporada. Para que ella se adapte a su nueva forma, y darnos un tiempo a los dos, relajadamente. Últimamente hemos tenido una temporada un tanto estresante y no nos vendría nada mal un viaje.
- ¿Volveréis, verdad? –pregunté con curiosidad. Necesitaba a Emma en mi vida, pero si para ella era mejor irse lejos, quería saber si por lo menos podría despedirme-.
- Claro –me contestó Peter- Nuestras familias y amigos están aquí. Sólo necesitamos un tiempo para adaptarnos. No sé cuando, pero te aseguro que antes de lo que te imaginas estaremos de vuelta.
Marc se acercó a Peter. Él lo miró frunciendo un poco el ceño, pero su cara se relajó cuando Marc le abrazó. Peter le devolvió el abrazo y se quedaron así unos segundos.
- Te echaré de menos –le dijo Marc cuando empezaron a separarse- me alegra saber que por lo menos ya podemos estar juntos sin desear matarnos uno al otro. No querría perderte Peter.
- Tranquilo –dijo Peter riéndose escandalosamente- no estás tan mal para ser un vampiro. Y yo tampoco quiero perderte. Hemos pasado mucho juntos como para distanciarnos por un problema insignificante. Eres mi mejor amigo, Marc. Nunca podría enfadarme contigo.
- Tú también eres mi mejor amigo Peter… Te eché de menos estos meses que estuvimos alejados. Y os echaré de menos ahora que os vais –la mirada de Marc era triste cuando decía estas palabras- Espero teneros pronto de vuelta.
- No te preocupes. Volveré. Soy como el malo de la película, que siempre aparece –comenzó a reírse de nuevo ante su ocurrencia. Levantó su mano hacia Marc, y éste se la estrechó- Bueno chicos, debo irme. Emma y yo tenemos que preparar algunas cosas antes de que nos vayamos.
- Despídeme de ella Peter –le dije yo, un poco apenada- y dile que la quiero pronto de vuelta, o sino iré a buscaros donde quiera que estéis y os arrastraré hasta aquí.
- Descuida pequeña, se lo diré –Peter se acercó a mí y me abrazó. Me dejó un suave beso en la mejilla y se giró para irse. Cuando había caminado un par de pasos, volteó su cabeza hacia nosotros- Cuidaros mucho, ¿vale?
- Vosotros también –contesté rápidamente antes de verlo irse de nuevo, hasta que desapareció entre los árboles. No me di cuenta de que lloraba hasta que Marc comenzó a secarme las lágrimas.
-Tranquila… estarán bien –me susurró al oído- Antes de lo que te imaginas estarán de vuelta. Me abracé a Marc deseando que sus palabras fueran verdad. Al final todo había acabado bien. Marc y yo estábamos juntos, Peter y Emma también, y todos volvíamos a ser amigos. Aunque ahora mismo no pudiésemos estar juntos, algún día ellos volverían y ya sería para siempre. Sonreí ante esta idea y me quedé muy relajada.
- Te apetece que vayamos a mi casa –me dijo Marc-. No habrá nadie allí para molestarnos, y nos vendría bien descansar un poco después de estos días de locura.
Asentí suavemente. Él me cogió de la mano y comenzamos a caminar… Ya nada podría separarnos nunca más. Estábamos destinados a estar juntos por toda la eternidad…
Todo había terminado parecía que por fin con un final feliz Elizabeth y Daniele nunca mas volverían a nuestras vidas atormentándonos. Llegamos a casa de Marc donde se porto como un verdadero caballero, mientras yo me daba un baño caliente, Marc preparaba la cena, salí del baño poniéndome el camisón transparente que mis abuelos me habían regalado por mi cumpleaños; baje las escaleras entrando al salón, note como la mirada picara de Marc recorría todo mi cuerpo haciéndome enrojecer; nos sentamos en la mesa comenzando a cenar.
-Muchas gracias mi amor, estaba riquísima la cena-sonreí- no sabia que los vampiros cocinaran tan bien.
.Princesa, antes de ser vampiro, fui humano, aprendí a cocinar cuando mis padres viajaban y yo me quedaba aquí solo-dijo sonriendo.
-Me encanta tu sonrisa, me deslumbra- dije mirándole a los ojos- hacia tanto que no te veía tan feliz, que me llena plenamente.
-Mi felicidad es debida a ti y a que estés por fin a salvo- se acerco a mí besándome los labios dulcemente.
Mis brazos le rodearon el cuello, besándole apasionadamente, tumbándole en el sofá delicadamente; mis manos comenzaron a desabrochar su camisa, mientras notaba como mi camisón desaparecía de mi cuerpo, me cogio en brazos subiéndome rápidamente a su cuarto, tumbándome en la cama; sus labios recorrían todo mi cuerpo haciéndome excitar cada vez más, desabroche sus pantalones bajándoselos, mientras el me quietaba mi sujetador y la braga con ternura, le quite el slip, notando su gran excitación por mi; note como me penetraba dulcemente, moviéndonos rítmicamente juntos, no dejo de moverse hasta que los dos llegamos al clímax; note como sus labios besaban mi cuello y se aparataba rápidamente, mi única respuesta a su reacción fue agarrar su cara mirándole fijamente.
-Hazme tuya completamente y para siempre.
Sus labios volvieron a bajar a mi cuello, notando como sus dientes afilados traspasaban mi piel, era un gran dolor el que sentía pero también una enorme satisfacción por tener a Marc a mi lado, saco sus diente de mi cuello, desapareciendo por la puerta y volviendo a entrar con un cuchillo en la mano, haciéndome estremecer; se hizo un pequeño corte en su pecho, acercando mis labios a su sangre haciéndome beber de ella y notando dentro de mi una gran plenitud.
Me desperté a la mitad e la madrugada abrazada a Marc, notando una gran sed en mi garganta, eso hizo reaccionar que no había sido un sueño y que por fin estaría toda la eternidad al lado de Marc amándonos, ¿Pero de verdad todo había terminado?¿De verdad creíamos que era así?

viernes, 19 de febrero de 2010

Capítulo 22: TRANSFORMACIÓN

Vimos que el cuerpo de Emma que yacía inmóvil en el suelo se movía, de él salían rugidos de dolor, ya no eran gritos, la mordedura de Peter había funcionado para salvarla, aunque eso significaba que mi amiga nunca mas volviese a ser humana sino un licántropo, se levanto del suelo mirándonos con furia, creo que Peter se imagino lo que iba a intentar Emma por la rapidez con la que se levanto del suelo y la sujeto.
-Calma Emma son Charlotte y Marc tus amigos-dijo mirándola fijamente- encuentra a la Emma dulce, amigable y cariñosa de la que me enamore dentro de ti, si les atacas luego sufrirás por haberlo hecho.
-La quiero a ella-dijo rugiendo-él huele demasiado mal, pero ella….-dijo separándose un poco de Peter, él cual volvió agarrarla-necesito atacarla, mi instinto me lo pide.
-Emma para por favor-dije acercándome hasta ella-por favor recuerda que eres mi mejor amiga-mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas cayendo salvajemente por mis mejillas-por favor recuérdame, recuerda nuestros momentos- seguí acercándome sin miedo.
Ella rugió furiosamente, luchando contra los brazos de Peter que la oprimían, pero él siguió amarrándola con fuerza, impidiendo que ella me atacase.
-Charlotte márchate será lo mejor, no se cuanto tiempo mas voy a poder controlarla y como lobo yo también puedo ser peligroso-se giro hacia Marc-amigo sácala de aquí y sálvala.
-De acuerdo amigo, gracias por todo espero que esto no sea una despedida final y podamos intentar seguir con nuestra amistad tras esta lucha juntos.
Me cogio en brazos y empezó a correr sacándome del bosque, me dejo en el suelo haciendo caer del mareo del viaje.
-¿Te encuentras bien?- dijo preocupado- lo siento no me había dado cuenta de que te fueras a sentir así.
-Tranquilo Marc no ha sido solo del viaje sino de todo lo que ha sucedido y no puedo decir que haya habido un final feliz, ya que mi mejor amiga quiere atacarme hasta acabar con mi vida- dije casi sin respirar- no soporto pensar que Emma nunca mas volverá hablarme porque ella es un perro y yo humana- me abrace a Marc dejando que todas las lagrimas retenidas saliesen, él me abrazo intentando protegerme con sus brazos de un dolor que nunca se marcharía y que ya era inevitable.
Notamos unos pasos tras nosotros e hizo que nos sobresaltáramos, nos giramos para ver quien era y mi sorpresa fue ver a Peter y Emma, ella me miraba con angustia y arrepentimiento, solo pude levantarme del suelo e ir hacia ella corriendo a darla un abrazo.
Emma retrocedió asustada en cuanto me acerqué. No se atrevía a tocarme. Sus ojos estaban bañados en lágrimas.
- Charlotte, por favor. No te acerques. –Me dijo apenada- Ahora yo también soy un monstruo…
- No digas eso, Emma –le dije yo rápidamente- Eres mi amiga. Nunca serás un monstruo, lucharemos contra eso y podrás controlarte. No pasará nada…
- Sí pasa –me contestó-. Cuando te has acercado, mi primer instinto ha sido el de matarte. No quiero tener estas sensaciones ni estos sentimientos. No quiero pensar lo que pienso, desde hace media hora lo único que me apetece es descargar la rabia que llevo dentro con todo lo que hay a mi alrededor… -miró a Peter y se fijó en su brazo. Seguí su mirada con la mía y vi una herida sangrando.
- ¡Oh, dios mío! –Grité- ¿Qué ha pasado?
- Cuando desperté en la otra forma… -dijo Emma pausadamente- Peter intentó sujetarme para no ir a por vosotros. Y el resultado es lo que estás viendo. –Nos miró con tristeza- Debería irme de aquí, lejos, porque lo único que voy a provocar si sigo aquí es vuestra muerte… Me está costando controlarme sólo el estar hablando con vosotros…
- No, Emma, no te vayas, lucharemos contra esto –le dijo Peter, sujetándola del brazo con firmeza porque Emma se estaba girando, haciendo el amago de irse- igual que hiciste tú conmigo, ahora podré ayudarte a ti. Pero por favor, no te vayas. No me dejes Emma…
Peter sonaba desesperado. No sabía si acercarme o no, porque ella había dicho que le costaba controlar sus instintos. Pero odiaba verla así, odiaba verla sufrir de esa manera… Al final me decidí, y lentamente, para que ella se preparase y no se asustase, me acerqué con cuidado abriendo mis brazos para darle el abrazo que quise darle antes. Marc me sujetó del brazo, tenía casi tanto miedo como yo, pero le miré y le sonreí para darle confianza. Finalmente me soltó pero se acercó a la vez que yo, con lentitud. Cuando casi estaba al lado de Emma, ella gruñó. Se soltó del agarre de Peter y se transformó delante de nosotros. Se agazapó hacia atrás mientras seguía gruñendo, cada vez con más furia.
- ¡Emma, por favor! –le gritó Peter- Esta no eres tú. Tú eres dulce, cariñosa, amable, comprensiva… No eres el monstruo que crees ser. Sólo tienes que buscar dentro de ti.
Ella le escuchaba sin dejar de gruñir, aunque no se le veía tan agresiva. Y de pronto, cuando menos lo esperábamos, se dio la vuelta y echó a correr. Peter se transformó y salió detrás de ella, dejándonos a Marc y a mí solos y preocupados…

miércoles, 17 de febrero de 2010

Capítulo 21: BATALLA

No sabíamos como habíamos llegado hasta allí ni donde nos encontrábamos, era un claro enorme, despejado y rodeado totalmente de árboles enormes que te quitaban toda la visibilidad del cielo; nos dimos cuenta de que estábamos perdidas cuando después de dos vueltas volvimos al mismo lugar, notamos movimiento a nuestro alrededor, pensábamos que eran Marc y Peter pero a quien vimos llegar fue a Elizabeth y Daniele, nos miraban con una risa de suficiencia que me ardía en mi interior, esos dos seres eran los culpables de tener que escondernos aquí con miedo por nuestras familias, de mi huida a España, mi ruptura con Marc, el engaño de Daniele, eso hacia que les aborreciera cada vez mas.
-Hola mi querida Charlotte-dijo Daniele acercándose rápidamente a mí y tocando mi cara-pensé que ya me habías abandonado- comenzó a sonreír- yo no he podido olvidarte, te quiero tanto princesa-un escalofrió recorrió mi cuerpo, cuando vi que sus labios se acercaban a los míos. Me gire hacia Emma apartando mis labios de los de Daniele y vi que Elizabeth estaba apunto de morder a Emma y Daniele también bajo sus labios a mi cuello, notando su aliento en mi cuello, cuando oí un grito que hizo que Daniele y Elizabeth se apartaran de nosotras mirando al frente, levante la cabeza y vi a Marc al lado de un enorme perro, Peter, su mirada era furiosa y su posición de ataque, habían llegado justo a tiempo, nos habían salvado del mordisco doloroso y seguramente desgarrador de Daniele y Elizabeth. Daniele me agarro de la cintura poniéndome delante de el, mirando hacia Marc y Peter y Elizabeth tiro al suelo a Emma, haciéndola golpear contra una piedra y dejarla inconsciente, eso hizo que un gruñido desgarrador saliese del pecho de Peter diese un paso hacia delante, provocando que Daniele agarrara mi cuello con fuerza, notando que mi vida acababa en ese bosque, sin poder besar por ultima vez los labios de Marc o reírme junto a mis amigos Peter y Emma, note como Marc saltaba sobre Daniele haciendo que me soltara y cayera al suelo, agarrando mi cuello de dolor, me acerque hasta Emma deslizándome por el suelo, agarrando su cabeza y colocándolas en mis piernas, intentando reaccionarla, pero no despertaba y no era capaz de encontrar su pulso… habían acabado con la vida de mi mejor amiga…
Me tire a su lado, la agarré y empecé a sollozar. Pero Peter me empujó, apartándome de ella y llevándose a Emma cogida con sus dientes, mordiéndola. Yo gritaba y gritaba, pero ambos se fueron dejándonos solos. Me giré para ver a Marc. Estaba solo, rodeado por los dos vampiros, quienes se reían de ver sus intentos por defenderse.
Marc era rápido, se movía de un lado a otro sin parar, intentando que no se le acercasen a atacarle. En sus ojos se veía el miedo que tenía. Entonces Daniele se apartó de él, dejándolo frente a frente con Elisabeth. Los dos se miraron con rabia a los ojos, mientras no se movían de su posición. Parecía que estaban midiendo sus fuerzas, y ninguno se atreviese a dar el primer paso a la lucha. Estaba tan absorta en ellos dos, que no noté como Daniele se acercó a mí, y no me di cuenta hasta que me cogió del cuello, haciéndome gritar. Marc se giró al oírme, y fue la oportunidad que estaba esperando Elisabeth para saltar sobre él. Le cogió del brazo, tirando fuertemente y mordiéndole en él, hasta hacer una marca muy profunda. Marc empezó a gritar y con su otro brazo le dio un empujón, apartándola de él y retrocediendo mientras se ponía la mano en el lugar en que ella le había mordido. Iba a gritar de nuevo, por la impotencia que sentía en ese momento, pero Daniele tapó mi boca y tiró con fuerza de mí, alejándome de aquel lugar.
Me dejé llevar porque no tenía fuerzas, me sentía derrotada, era inútil, sólo quedábamos los dos ante los dos vampiros, y yo no tenía ninguna posibilidad de salvación. Cuando estábamos algo alejados, Daniele me dejó en el suelo con suavidad, sin dejar de taparme la boca, y empezó a oler la zona de mi cuello. Comencé a llorar de nuevo, sabiendo la que se me venía encima. Había perdido toda la esperanza, así que me relajé, esperando el bocado fatal que me sacaría de este mundo. Cerré los ojos y ante mis ojos pasaron imágenes de mi vida. Cuando era pequeña, jugando con mis padres. Cuando llegué a Windsor y me recibieron mis abuelos. La primera vez que vi a Marc y Peter. Mi primer día en el instituto de aquí, cuando Emma me acogió como una amiga más…
Notaba el aliento de Daniele, cada vez más cerca, recorriendo mi cuello, buscando el punto exacto para morder. No me moví ni un poquito, para facilitarle el trabajo. Nada podía hacer para salvarme, así que lo único que me quedaba era dejarle hacer, para que todo acabase rápidamente y no alargar la agonía. Pero de pronto oí un fuerte choque sobre mí, lo que hizo que abriera los ojos y me incorporase bruscamente. Peter se había abalanzado sobre Daniele, salvándome de nuevo de una muerte segura. Mordió a Daniele en varios sitios, arrancando pedazos de su cuerpo como si fuera un peluche roto. Me quedé tan impresionada ante la escena que no pude gritar ni moverme tan siquiera. Entonces recordé a Marc. Cogí fuerzas de donde no las había, me levanté y me dirigí rápidamente a la otra zona del bosque donde se había quedado con Elisabeth.
Cuando llegué allí vi que los dos seguían en pie. Marc tenía otro par de mordidas, pero Elisabeth también tenía unas cuantas, la que más se veía era una que llevaba en mitad de la cara, donde incluso faltaban pedazos de carne. Era un espectáculo grotesco, ver aquel agujero en su cara, a pesar de que ni una gota de sangre salía de ella. Marc me oyó llegar, se giró a verme y sonreía al verme que estaba sano y salvo. Entonces se volvió hacia Elisabeth y se abalanzó sobre ella, sobre su cuello. Empezó a morderla salvajemente, mientras un rugido gutural salía de su pecho. Elisabeth gritó, intentando zafarse, pero Marc era más fuerte que ella, la redujo fácilmente mientras le seguía mordiendo por otras zonas hasta que ella, simplemente dejó de moverse.
Marc se levantó, escupiendo, como el que está comiendo algo y le desagrada el sabor. Yo seguía inmóvil, en la misma posición que desde que había llegado. Vi que el cuerpo de Elisabeth se secaba, quedando como un tronco calcinado, y las ráfagas de aire se llevaban los restos como si se tratase de polvo. Poco a poco fue desapareciendo hasta que no quedó nada de ella. Me quedé paralizada y comencé a sollozar. Por fin había sucedido. Elisabeth no estaba…
Marc se acercó a mí con cuidado. Creo que pensaba que no sabía como iba a reaccionar, así que salí corriendo y me tiré a sus brazos, llorando otra vez. Creí que iba a perderle y que no podríamos estar juntos nunca más. Creí que iba a morir y que nada por lo que había luchado merecería la pena. Pero no, seguíamos juntos a pesar de todas las adversidades. Me besó la frente y me miró a los ojos.
- Charlotte… ¿qué ha pasado con Daniele? –me preguntó con delicadeza. No quería dejar cabos sueltos.
- ¡Oh, Dios! –Me eché las manos a la cabeza- ¡Peter! Se quedó luchando contra él. Tenemos que ir a ayudarle.
Cogí a Marc del brazo y tiré de él hasta llevarlo a la zona donde había dejado a Daniele y Peter luchando. Si Marc también luchaba, habría más posibilidades de acabar con él. Pero cuando llegamos, sólo vimos como una gran cantidad de polvo era arrastrada por el aire. No había rastro de Peter por ninguna parte. Miré de un lado a otro, intentando encontrarle. No sabía donde se había metido. Marc empezó a oler detenidamente y, con suavidad, me llevó a otra zona, siguiendo el olor de Peter. Estaba tan concentrado que decidí no abrir la boca para no distraerle.
Llegamos a un claro y vimos a Peter. Volvía a tener su forma humana, y no dejaba de llorar. Tenía abrazada a Emma, que se encontraba totalmente pálida, sin vida. Su cuerpo estaba cubierto de sangre. Me acerqué a él y le abracé mientras yo también me echaba a llorar, y Marc hacía lo mismo. Peter dejó con suavidad a Emma en el suelo, mientras él estaba de rodillas, derrotado. No podía ser, había perdido a alguien más en mi vida, a mi mejor amiga, y mi novio y mi mejor amigo estaban deshechos. Ya no había nada que hacer…
Pero de pronto un ruido nos sobresaltó, haciendo que nos mirásemos, cortando nuestras lágrimas. Habíamos oído un grito. No podía ser. El grito era de Emma…

martes, 16 de febrero de 2010

Capítulo 20: PERDIDAS

Llevábamos ya un rato de camino y empezaba a impacientarme. ¿Dónde me llevaba?
- Peter, ¿qué es el sitio de siempre del que me hablaste?
- Es un sitio en el que solíamos jugar Marc y yo de pequeños. Está muy bien, tranquila, no echarás nada de menos, tiene todas las comodidades de una casa. Ya lo verás cuando lleguemos.
Siguió corriendo un rato más y yo me quedé adormilada por el vaivén de sus pasos. No sé cuanto tiempo pasó, pero noté que parábamos y me bajó con cuidado. Me quedé quieta y él me quitó la venda. Miré a mí alrededor y quedé impresionada.
Estábamos en una zona muy frondosa del bosque. Creo que nunca me había internado tanto en él. Enfrente de mí, había tres árboles gigantes, retorcidos, y sus ramas se cruzaban formando con ellas una especie de plataforma. Y justo en ese nudo, había una casita de madera, pequeña, pero tenía pinta de ser muy acogedora. Mientras miraba detenidamente, Emma asomó la cabeza por la ventana. Cuando me vio, una gran sonrisa se puso en su cara y empezó a saludarme. Miré a Peter, y él le sonreía también a Emma. ¿Cómo lo habrían pasado durante este tiempo para llegar a esta situación?
Subimos a la casa trepando por los árboles. Había unos huecos, simulando una especie de escalera, para facilitar la tarea. Cuando llegamos arriba, Emma salió y se tiró a mis brazos.
- Charlotte, qué ganas tenía de verte –unas lágrimas asomaron por sus ojos, pero se las secó y me volvió a abrazar- Siento todo lo que pasó mientras estábamos en el instituto, pero no sabía que hacer. Me dolió mucho saber que te fuiste porque te sentías sola.
- Está todo olvidado, Emma. De hecho, nada más llegar estaba intentando llamarte para poder hablar contigo. No quería que por culpa de los chicos siguiésemos nosotras así. No pude localizarte, pero ya me explicó Peter lo que ha pasado…
- ¡Oh, dios mío! Ha sido terrible Charlotte –me dijo Emma- Peter vino una noche a por mí y me sacó de casa, diciendo que tenía un mal presentimiento. Estuvimos en una cueva en otra zona del bosque, pero oímos que llegaban a donde estábamos. Nos escondimos para que no nos viesen y les oímos decir que mirara la señal de nuestros teléfonos para encontrarnos… Tuvimos que tirarlos y ya vinimos aquí… -Emma empezó a sollozar, pero Peter la rodeó con sus brazos y empezó a darle suaves besos en la cabeza hasta que se calmó- ¿Tú sabes quienes son esos vampiros, Charlotte?
- Por desgracia sí… Por ellos volví de España, ya que nos estuvieron persiguiendo a Marc y a mí, aunque al parecer nos han vuelto a encontrar. Ya le dije a él que se lo estábamos poniendo demasiado fácil.
Peter se tensó de golpe. Empezó a olisquear el ambiente, para después relajarse un poco. Cerró los ojos y asintió, como si hablara consigo mismo. Miramos a todas partes y vi que Marc venía corriendo tan rápido como cuando me transportó en España del parque a mi piso. Subió a la casa y me abrazó en cuanto llegó a mi lado.
- Te eché de menos –me dijo dándome un suave beso. Después miró a Peter, que tenía la mirada encendida hacia nuestra dirección- Me alegro de verte de nuevo. Gracias por darnos protección a Charlotte y a mí en tu casa…
- ¿Tu casa? –pregunté extrañada. Estábamos en el medio del bosque, en una casita en un árbol. ¿Qué hacía esta casita allí?
- Sí, es mía. Estos terrenos son de mi familia, y en una visita de mi tío, cuando yo era pequeño, me la construyó. Sabía que mi mayor ilusión era tener una casa en un árbol… -contestó Peter ilusionado.
- Después de aquello, siempre estábamos aquí jugando –dijo Marc- por eso entendí perfectamente cuando dijo lo de nuestro lugar de siempre.
-Pero esto no es una simple casita… Es una casa en condiciones. Creo que tiene más comodidades que el piso en el que me encontraba en Madrid… -dije yo, un poco asombrada.
- Bueno, la casa originalmente no era así. Poco a poco, entre Marc y yo, estuvimos haciendo mejoras, hasta dar lugar a tener agua corriente y electricidad. –Continuó Peter- En verano siempre nos veníamos aquí días y días, viviendo los dos solos… eran buenos tiempos.
- Y lo mejor de todo –dijo Marc- es que como estos terrenos tiene dueño, Elisabeth y Daniele no podrán entrar, porque no han sido invitados. Y la casita se encuentra justo en el centro. No podrán hacernos nada.
- Pero pasa una cosa –les dije yo, haciendo que todos me miraran- Igual que ellos no pueden entrar, nosotros no podremos salir de aquí… nunca.
Peter y Marc bajaron de la casita quedándose abajo, se les oía hablar sobre como podían hacer guardia y la lucha que tendrían que tener contra Daniele y Elizabeth, eso hizo que me estremeciera, no soportaba la idea de que Peter y Marc sufrieran algún daño, me debí de quedar dormida, porque cuando abrí los ojos encontré los brazos de Marc rodeándome dulcemente y besándome la frente, la verdad parecía una despedida por lo que me levante de golpe mirándole fijamente.
-¿Que sucede?- le mire intensamente-por favor dime que no es una despedida.
-Mi vida, siento decírtelo pero Peter y yo nos vamos hacer guardia por el bosque para vigilar que no se acerquen por aquí ni por nuestras casas, aunque no puedan entrar nuestras familias están en peligro porque salen por la calle.
A mi mente vino la imagen de mis abuelos, eso hizo que mi preocupación por el abandono de Marc no me fuera tan grande, debían de irse para ayudar a nuestras familias, no era justo que ellos sufrieran por nuestra culpa.
-De acuerdo mi amor, no me voy a decirte nada, debemos de proteger a nuestras familias, pero por favor tener cuidado Emma y yo estaremos aquí cuidándonos una a la otra hasta que volváis-le bese en los labios- intentar no tardar mucho por favor y traer provisiones porque no sabemos cuanto tendremos que estar aquí.
Vimos como preparaban las cosas y se marchaban, tanto Emma como yo estábamos asustadas, no por lo que nos pudiera pasar en su ausencia sino por ellos, por los que les pudiese suceder al cruzarse con ellos.
Estuvimos dos semanas sin saber de ninguno de ellos, eso nos asustaba ya que les podía haber pasado algo, nos habían dicho que no saliésemos de aquí, pero sentía que tenia que salir a buscarles no soportaba la idea de no volver a besar los labios de Marc o ver la sonrisa de Emma cuando Meter venia hacia ella, por lo que la propuse una idea haber que opinaba ella.
-Emma estoy preocupada por los chicos no sabemos de ellos desde hace dos semanas-la mire inquietante- se me ha ocurrido de salir al bosque a buscarles, teniendo mucha precaución para que Daniele y Elizabeth no puedan localizarnos.
-Pero Charlotte ellos nos dijeron que por nada saliésemos de aquí, aunque yo también estoy muy preocupada-dije temblando-creo que tu idea es loca aunque acertada.
Allí nos vimos preparando provisiones para aguantar unos días por el bosque, sabíamos que era un riesgo, pero salimos hacia el bosque pensando encontrarnos con Marc y Meter y volver a estar los cuatro unidos, salimos de las tierras de Meter y nos encontramos en un claro totalmente perdidas.

sábado, 13 de febrero de 2010

Capítulo 19: ESCONDIÉNDOSE

Llegamos a Windsor y Marc me acompaño a casa, no sabia como podían reaccionar mis abuelos después de haberles dicho que ya era mayor de edad y autosuficiente para vivir sola, y ahora me veían de regreso.
-Marc me da miedo que mis abuelos me rechacen y no quieran admitirme en su casa-dije abrazándole- son mi única familia y se que no me debería de haberme ido de su lado pero me encontraba muy mal.
-Tranquila princesa-me abrazo dulcemente- ya veras como ellos se reciben con los brazos abiertos, aunque no hayas estado mucho tiempo junto a ellos te quieren y dudo mucho que te echen de su lado, así que cálmate-me beso la frente y toco el timbre.
Espere impaciente a que mis abuelos me abriesen la puerta, Marc debió de notar mi temblor por los nervios y me aferro mas a él dándome fuerzas, vi que la que abría era mi abuela, me lance a ella abrazándola.
-Abuela lo siento mucho por irme-seguí abrazada a ella-por favor perdonarme el abuelo y tu, me gustaría volver con vosotros aquí- note como mis lagrimas salían de mis ojos mientras abrazaba a mi abuela.
-Claro que te dejamos que vuelvas nuestra preciosa pequeña, eres nuestra nieta, no podríamos abandonarte y sabemos que necesitabas irte y despejar las ideas- me sonrío dulcemente-las puertas de esta casa siempre estarán abiertas para ti.
Entre al hall de la casa, mientras mi abuela iba avisar a mi abuelo de que había vuelto, me gire hacia atrás para mirar si Marc me seguía de cerca. Entonces una duda asaltó mi mente.
- Creo que tu plan tiene un fallo. Dices que si no invito a uno de los tuyos no puede entrar a casa… Pero yo no recuerdo haberte invitado a ti.
- Sí lo hiciste, sólo que no lo recordarás –sonreía mientras me decía esto-. La primera vez que vine, te miré por la ventana y aunque quería entrar, no podía. Tú dormías, y en sueños dijiste “Marc, ven conmigo”, y eso hice. No es que fuese una invitación propiamente dicha, pero sí lo suficiente como para poder estar a tu lado.
Me sonrojé al decir esto, pero él se acercó a mí y me abrazó dulcemente
- No sientas vergüenza. No recuerdo una noche más feliz que esa, al ver que hablabas de mí en tus sueños. Y no creo que en tus sueños hables así ni de Elisabeth ni de Daniele.
- Tranquilo, lo tendré en cuenta. Quiero vivir mucho tiempo para estar contigo –me abracé a él y descansé en sus brazos mientras Marc me acariciaba el pelo.
- Me tengo que ir a casa, llevo una temporada fuera y mis padres estarán que muerden –dijo con una gran sonrisa en la cara- Esta noche vendré a visitarte sin que tus abuelos no enteren, no quiero que piensen mal de mí. Recuerda dejar la ventana abierta.
Yo le asentí y él me dio un suave beso antes de marcharse. Lo seguí con la mirada y cuando cerró la puerta, me giré, y vi como mis abuelos me sonreían.
- ¿Así que él ha sido el causante de todo este revuelo? –me dijo mi abuelo mientras se acercaba a mí y me abrazaba. Yo me sonrojé notablemente mientras les asentía, feliz por volver a verles- Bueno, me alegro de que todo se haya arreglado. Te hemos echado de menos, pequeña.
- Sí, yo también me alegro de volver. Ahora mismo sólo me apetece pegarme una ducha y echarme un rato en la cama. Los viajes en avión me dejan reventada.
Ellos me dejaron tranquila para que yo me organizase como quisiera. Me alegraba mucho de estar allí de nuevo, sabiendo que todo se había solucionado con Marc. Pero me quedaba una espinita: Emma. Decidí llamarla para intentar aclarar las cosas con ella. No quería perder su amistad sólo porque los chicos tenían “problemas”. Me decidí finalmente y cogí mi móvil. Salió que su teléfono estaba apagado. Probé un par de veces más sin éxito, así que decidí llamar a Peter. Me pasó lo mismo. Yo empecé a preocuparme, no era normal que estuviesen los dos desconectados, así que llamé a Marc, para que viniese pronto. Necesitaba hablar con él, para que me acompañase a casa de Emma a visitarla, porque me daba miedo ir sola.
Marc me contestó al segundo toque, y me dijo que en un rato estaría por allí, que estaba hablando con sus padres y no sabía cuando podría salir de casa. Me metí a duchar para hacer un poco de tiempo y cuando salí me puse a colocar mis cosas. Entonces un sonido en el cristal de mi habitación me sobresaltó. Me asomé por la ventana y me encontré con Peter, para mi sorpresa y asombro.
- Peter, ¿qué os pasó? Os he intentado llamar a ti y a Emma y me salía que todo estaba apagado.
- Hemos tenido que prescindir de los móviles –me contestó- y creo que vosotros deberíais hacer lo mismo. Unos “amigos” vuestros han estado rondando por aquí y parece que saben demasiado de las tecnologías. Tuvimos que apagarlos y deshacernos de ellos porque nos localizaban por la señal del teléfono.
- ¿Unos amigos nuestros? –Me sorprendí- Pero si acabamos de llegar, no hace ni tres horas que estoy en casa. Y aquí apenas conozco a nadie, no sé de quién hablas.
- ¿Si te digo que son amigos de Marc recién llegados de España lo entenderías mejor? –Mi cara debió ser lo bastante concluyente, porque siguió hablando sin esperar que le contestase- Si bajas te lo explicaré todo con más claridad.
- No puedo salir. Por lo menos no sola. Tengo que esperar que venga Marc, porque me han amenazado y me da miedo exponerme de esa manera.
- ¿Marc tiene el móvil encendido? –Asentí- Pues llámale, dile que vas conmigo y que estaremos en nuestro sitio de siempre, y que esté tranquilo que yo te puedo proteger mejor que él. Emma está allí, llevamos unos días escondidos porque tuve un presentimiento, y parece que acerté. Después le dices que apague el teléfono y lo deje en su casa, y tú igual, no quiero que nos encuentren.
Cogí mi teléfono nerviosa y le llamé. Me contestó diciendo que todavía no podía venir, y le conté todo lo que Peter me había dicho. Enmudeció al otro lado de la línea, lo que me dejó preocupada.
- Marc, ¿estás bien? –me iba poniendo cada vez más nerviosa.
- Charlotte, coge algo de ropa y ve con Peter. Apaga el teléfono y haz todo lo que él te diga. Confío en él a pesar de lo que ha pasado, sé que no te haría daño.
- ¿Y qué le digo a mis abuelos? Acabo de llegar, no creo que les haga gracia que desaparezca así como así.
- Diles que Emma te ha invitado a un camping unos días, que necesitas hablar con ella después de tanto tiempo fuera. Seguro que lo entienden. –Suspiró profundamente antes de seguir hablando- Por favor, Charlotte, ten cuidado. Yo iré en cuanto pueda, te lo prometo. No dejaré que nadie te haga daño.
- Hablaré con mis abuelos a ver qué dicen. Supongo que me dejen irme. –Me encontraba acongojada con todo lo que estaba pasando. ¿Cuándo iba a acabar esta locura?- Ten cuidado tú también Marc. No soportaría que te pasara algo.
- No te preocupes por mí, se cuidarme bastante bien sólo. Nos vemos en un rato, Charlotte. Te quiero… -colgó el teléfono después de estas palabras. Yo me quedé sorprendida por lo que me acababa de decir. ¿Me quería? No pude evitar sentirme feliz a pesar de lo tensa que estaba la situación. Me quedé un ratito ahí embobada hasta que recordé que me estaban esperando.
Me asomé por la ventana y le hice una señal a Peter de que me esperase hasta que me preparaba. Hablé con mis abuelos y se alegraron mucho de ver que Emma y yo recuperábamos nuestra amistad, porque recordaban que mis últimos días aquí ella y yo apenas hablábamos. Intenté lucir mi mejor sonrisa antes de coger mis cosas y salir de la casa. Si ellos supieran…
Peter me esperaba al lado de un árbol que había cerca de la entrada a la casa. Me acerqué a él sin saber bien qué decir, pero él me abrazó y me dijo que se alegraba de volver a verme, sobre todo sana y salva. Me pidió perdón antes de vendarme los ojos y subirme a su espalda, echando a correr conmigo encima.
- ¡Peter! ¿Qué haces? –le comenté asustada.
- Lo siento Charlotte, también tuve que hacerlo así con Emma. Alguno de estos vampiros son capaces de leer la mente de los humanos, y no quiero que vean en la tuya el camino que seguimos para llegar a nuestro destino. Cuando estés allí te quitaré la venda. Por favor, perdóname, pero es algo que debo hacer.
Cuando lo oí decir esto me quedé más tranquila. Lo dejé llevarme a donde quiera que fuésemos. Me daba igual, pero sabía que por fin estaríamos los cuatro juntos. Sólo esperaba que los chicos no diesen problemas…