Amigos Enfrentados

Amigos Enfrentados
¿Por qué se rompe una amistad?

miércoles, 10 de febrero de 2010

Capítulo 18: HUIDA

No me había dado cuenta de que se encontraba allí. Cuando vio que la habíamos descubierto se acercó con nosotros, mientras una sonrisa de suficiencia se veía en su rostro. Cuando llegó a donde estábamos se abrazó a la cintura de Daniele y le dio un beso en la mejilla. Me quedé petrificada. Me quedé mirando a Daniele mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. Marc me abrazó y yo me agarré a él, porque sentía que me iba a caer. Me temblaban las piernas. Me sentía sucia y utilizada.
- ¿Qué te pasa, cielo, te encuentras mal? -Me preguntó Elisabeth con cierto tono de sarcasmo. Yo la miré, pero no contesté. No sabía que decirle. Era la segunda vez que resultaba herida de esta manera, y las dos veces por su culpa.
- ¡Déjala en paz, Lizzie! -le contestó Marc- Ella no te ha hecho nada, ya te dije que nos olvidaras y nos dejaras seguir con nuestras vidas.
- Ya veo -contestó mientras reía-, ella te estaba esperando con los brazos abiertos, ¿no? -Noté que Marc se tensaba a mi lado. Escuchaba todo lo que decían, pero era incapaz de reaccionar.
- Sí, eso debo agradecértelo a ti. Por tu culpa, ahora ella no quiere estar conmigo.
- ¿Mi culpa? No sé que tengo que ver yo en todo esto -cuando dijo esto puso cara de niña buena que no había roto un plato en su vida. No sé porqué, pero me dieron ganas de abofetearla.
- Sí, por lo que me dijiste aquella mañana en el bosque tuve que huir y dejarla sola. Ahora cree que me fui contigo, cuando en realidad lo que hacía era alejarme de ti -me quedé helada cuando oí esto. ¿De verdad Marc no estuvo con ella? ¿Sólo escapaba de ella? ¿Qué le dijo ese día que nos la cruzamos?
- Sólo te dije la verdad, amor. Tú obligación y deber es estar conmigo, porque yo fui quien te transformó. Estamos destinados a estar juntos -mi corazón se rompió cuando oí esas palabras. Su destino. No podía ser cierto, Marc y yo debíamos estar juntos, ella lo había estropeado todo.
- ¿Qué estás diciendo Lizzie? -contestó Daniele- Entonces, ¿qué es lo que soy yo para ti?
- No te apures, vida, hay Elisabeth suficiente para los dos -contestó ella riendo socarronamente- Sería incapaz de dejaros, tanto a uno como a otro.
- ¡Dime que no es cierto! ¿Y todas aquellas promesas de que estaríamos siempre juntos tú y yo? -Daniele se estaba enojando al ver que clase de tipa era Elisabeth. Yo también me quedé impresionada con sus palabras. Sería incapaz de estar con dos personas a la vez…
- ¡Nada cambiará, cariño! Sólo que ahora estaremos tú, yo y Marc. ¿No sería ideal?
Daniele miró a Marc con odio. Este me puso de nuevo atrás suyo y yo me asomé para ver que era lo que pasaba. Estaba como loco. Se puso a rugirle a Marc, mientras Elisabeth sonreía al ver la reacción de sus palabras.
- ¿Con que quieres quitarme a mi chica? No sabes de lo que soy capaz. Te voy a hacer sufrir de la misma manera que me estás haciendo sufrir a mí.
- Tranquilo, amigo. Por mí te la puedes quedar toda. Yo no la quiero para nada. -Marc le contestó mientras me miraba de reojo para ver como me encontraba. No pude evitar sonreírle. Por un momento llegué a pensar que de verdad él me amaba. Debería hablar con él más tarde y dejarle que me explicara… - No tenemos ningún deber ni obligación. Me encontré con uno de los nuestros durante mi huída, y le pregunté sobre eso. Se te olvidó mencionarme un pequeño detalle.
Elisabeth se puso blanca al oír esas palabras. Pareció pensar que Marc nunca averiguaría eso o que no se esperaba que el lo supiese. Yo le miraba esperando obtener una respuesta. Daniele también le miraba expectante.
- Sí, “amor” -le dijo Marc con ironía- Se te olvidó comentarme que, para estar destinados, cuando yo me transformase, tenía que beber de tu sangre. Entonces crearíamos un vínculo especial que duraría por toda la eternidad.
Ella le miró con asco y su suave expresión se transformó en otra totalmente distinta, llena de ira. No sé qué pasó después, sólo recuerdo que de pronto estaba en los brazos de Marc y el corría, veloz. Miré hacía atrás, y observé que Elisabeth y Daniele nos perseguían. Puede que no consiguiera tener esa charla con Marc… dudé que saliésemos con vida de esta situación.
No se como pudimos ni lo que hicimos pero me encontré en mi casa todavía en los brazos de Marc, me dejo en el salón y se fue corriendo a mi cuarto, volviendo aparecer con mi maleta ¿que pretendía hacer? ¿Sacarme del país?
-¿Qué haces Marc con mi maleta?- dije levantándome bruscamente del sofá.
-No pienso dejarte aquí sola, debemos irnos, por tu seguridad mas que nada, que me hagan a mi lo que quieran, pero que Lizzie ni te toque-dijo mirándome con dolor- te amo demasiado como para que sufras.
-Marc no podemos huir, nos seguirán a donde vayamos-dije notando lagrimas en los ojos- además yo no tengo ningún sitio a donde ir, no pertenezco a ningún lado ya.
Mis lágrimas empezaron a salir sin poder controlarlas, notando los brazos de Marc rodeándome cariñosamente, le había echado tanto de menos...
Nos dirigíamos a Windsor, Marc no me dijo porque ese sitio, ya que sabrían que nos habríamos ido allí y seguiríamos siendo dos, bueno en realidad uno, yo contra dos vampiros no tenia nada que hacer, eso hizo que me estremeciera y notara cada vez mas nervios en mí, haciéndome poner histérica.
-Marc en Windsor nos encontraran con mas facilidad-dije temblando de miedo y llena de histeria-¿porque no elegiste otro destino?
-Charlotte, te voy a pedir una cosa y debes hacerme caso por favor-me miro agarrando mis manos dulcemente- enciérrate en casa y no salgas, ahí nadie podrá hacerte daño.
-¿Como que no podrán hacerme daño? ¿Estas hablando enserio?-le mire con asombro y sin dejar de temblar-es una casa, pueden tirar la puerta o romper una ventana.
-Ellos no podrán entrar en tu casa si nadie de los que reside allí les invita-sonrío-me lo dijo uno de los míos, cuando me aleje de Lizzie, pero debes de tener mucho cuidado de no invitarles, por favor.
-Pero Marc no puedo estar toda mi vida en casa encerrada-dije entre sollozos-algún día tendré que salir para algo y ahí me cogerán.
-No voy a dejar que nadie te haga daño, te lo prometo-me miro con angustia-acabare con ellos antes de que te toquen. Ahora descansa mi amor.
Me apoye en su brazo, mientras nuestro vuelo nos llevaba a Windsor, me quede dormida abrazada a Marc, no quería soltarle nunca mas…

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