Amigos Enfrentados

Amigos Enfrentados
¿Por qué se rompe una amistad?

sábado, 6 de febrero de 2010

Capítulo 16: DOLOR

Nada más cerrar la puerta me vine abajo. Me dejé caer al suelo mientras comenzaba a sollozar. Ver a Marc de nuevo, que me dijese todo lo que me había dicho, no hizo más que abrir la herida que empezaba a cicatrizar. Empecé a gritar, intentando soltar mi frustración de algún modo. Entonces tocaron de nuevo a la puerta. Como pude me levanté, me limpié las lágrimas un poco y me decidí a abrir. Sabía que tendría una pinta horrorosa, con ojos rojos e hinchados, pero realmente me daba igual. Pensé que sería Sara, ya que era la única persona que me visitaba. Pero no. Era Marc de nuevo. Me quedé allí parada, sin saber qué hacer o qué decir. Él no hacía más que llorar. Entonces vino hacia mí, con los brazos abiertos y me acunó en su pecho. Comencé a llorar de nuevo, junto a él. No tuve fuerzas para apartarlo de nuevo.
- Perdóname Charlotte… De verás que lo siento. No quise haberte causado tanto dolor. Te he escuchado llorar desde el final del pasillo, y no sabía que hacer. Necesitaba venir y consolarte, a pesar de que me habías dicho que te dejara en paz.
- No puedo perdonarte Marc -le contesté entre sollozos-. Nunca pensé en sufrir tanto, ni siquiera con mis padres lo pasé tan mal. Por tu culpa me quedé sola en Windsor, tú te marchaste dejándome allí, y Emma y Peter no hablaban conmigo por culpa de vuestras diferencias. De verdad que no puedo. No soportaría que me volvieses a hacer lo mismo.
Nos quedamos allí en silencio, abrazados y soltando una lágrima tras otra. No pude evitar sentirme cómoda en sus brazos. Sentía que este era mi lugar, que encajaba en ellos perfectamente… Entonces recordé de nuevo a aquella mujer que nos encontramos en el bosque, y empecé a llorar más fuerte. Me aparté de los brazos de Marc mientras me daba una rabieta. Empecé a coger cosas de mi piso y a tirarlas, rompí figuras, platos… No había manera de quitar esta sensación de mi cuerpo, la de sentirme herida tanto en mi corazón como en mi orgullo. Me había usado como un juguete, me había desechado, dejándome hundida…
Marc me miraba confundido, no sabía que me había pasado, pero desde luego no se esperaba esa reacción de mí.
- ¡¿Se puede saber qué miras?! ¡Lárgate de aquí! ¿No te dije antes que me dejases en paz? Pues eso es lo que quiero que hagas -le grité y, a pesar de que me dolía tratarle así no podía evitarlo. Me sentía dolida y sobretodo humillada por lo que me había hecho. No pude aguantarlo más, así que le tiré un cojín a la cara y salí disparada a mi habitación. Me quedé allí horas encerrada, derramando lágrimas por mi dolor y frustración. Cuando conseguí calmarme salí hacia fuera y busqué por todo mi piso. Por fin me había hecho caso. Marc no estaba.
Me encontraba demasiado deprimida, incluso mas que la primera vez, la herida cada vez se hacia mas profunda destrozando mi corazón y dejándome el alma vacío; me di una ducha vagabundamente y me vestí con lagrimas cayendo todavía de mis ojos, no me apetecía salir de casa pero mi trabajo me obligaba asistir. Salí de casa con paso tranquilo y sin fuerzas, notaba como mis piernas temblaban, pero seguí andando hasta llegar al trabajo, mi sorpresa fue no ver a mi compañera Laura pero si a mi jefa, la cual no solía estar y nos dejaba encargada a nosotras dos de todo lo respectivo a la tienda, me dirigí hacia ella intentando simular una sonrisa para que no notara nada.
-Hola Señora Aller, no la esperaba-dije sinceramente.
-Hola Charlotte, estaba esperando a que llegases, te quería presentar a tu nuevo compañero, ya que Laura se fue de Madrid por asuntos personales-dijo sonriéndome- él es Daniele, es un chico italiano que ha venido a estudiar a España, espero que le ayudes en todo lo que necesite.
-Claro Señora Aller será todo un placer-dije mirando a mi nuevo compañero.
Mi jefa se marcho dejándome a cargo de mi nuevo compañero, le intente explicar todo lo necesario para poder hacer el trabajo que hacíamos Laura y yo juntas, él no dejaba de agradecerme que le ayudara tanto y que me estuviera portando tan bien con él; no me había fijado pero se veía guapísimo, además del acento italiano que le daba un toque sofisticado y elegante a la vez.


Un mes después

No había vuelto a ver Marc pero el saber que seguía por España, incluso por Madrid me debilitaba y me dejaba sin fuerzas, en el único sitio que no pensaba en él era en el trabajo, que cada vez me llevaba mejor con Daniele, era increíble, y algunas veces con Sara, porque otras se le escapaba algo referido a Windsor que hacia que mis pensamientos volaran directos a Marc. Daniele me sacaba siempre una sonrisa en el trabajo, era muy atento conmigo, le había contado que había sufrido mucho por amor y que por eso me encontraba en ese estado desde hace tanto tiempo, él me escuchaba y me apoyaba y cuando veía que mis ojos se llenaban de lagrimas me daba un abrazo que hacia que nada mas que ese instante me importara; acabábamos de cerrar la tienda y me marchaba a mi casa cuando me paro la voz de Daniele.
-Charlotte espera por favor-dijo gritando- tengo que contarte algo, no aguanto mas-dijo dedicándome una sonrisa.
Yo le devolví una sonrisa, esperando que empezara hablar, escuchándole lo que tuviera que contar, pero en vez de hablar sus labios se posaron sobre los míos, dándome un fugaz beso.

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